Sobre todo, recuerda no abrir los ojos, es lo más importante de todo. Es improbable que ocurra, pero si ocurre, será en el último día de cualquier mes a la mitad de la noche. En general, procura cerrar las cortinas de tu ventana ese día, nunca se pueden exagerar las precauciones.
Comenzará como un sonido vago que no sabrías si atribuirle al viento empujando la ventana o a alguien lanzando piedritas a tu ventana; es usual que llegue entonces a considerarse la probabilidad de que alguien, un pretendiente, un amigo, atiné hasta allá con cautela. No es un amigo. No es alguien, tampoco. Mantén tus ojos cerrados.
El sonido se volverá más rápido y más nítido. No permitas que la curiosidad te domine, ni siquiera te muevas, porque aún con la ventana cerrada, debes saberlo, estás siendo observado en ese preciso instante. Perderá la paciencia. La ventana comenzará a sacudirse, los marcos a temblar. Puede darse el caso de que escuches la cortina rasgándose por aquí y por allá.